Hombro congelado

La capsulitis adhesiva, u hombro congelado, es una afección común pero poco conocida que puede afectar el hombro en una variedad de pacientes. Su nombre sugiere el hecho de que el hombro pierde rango de movimiento y el dolor profundo es un componente común de esta problemática enfermedad.

Causa

Con mucha frecuencia, la afección se desarrolla debido a un traumatismo en el hombroSin embargo, muchos pacientes desarrollan esta afección de forma espontánea por razones desconocidas.

Se observa con frecuencia en mujeres de edad avanzada, así como en pacientes con determinadas afecciones metabólicas, como diabetes, desequilibrios hormonales tiroideos e incluso la enfermedad de Parkinson. Aunque no se conocen bien las causas, la patología suele caracterizarse por un engrosamiento de la cápsula articular.

Este engrosamiento provoca una pérdida de movilidad del tejido y, en consecuencia, inhibe la amplitud de movimiento del hombro.

Tres etapas La capsulitis adhesiva se presenta generalmente en una serie de tres etapas. La primera es una fase dolorosa en la que se desarrolla un dolor profundo y persistente que a menudo no permite al paciente dormir bien.

La amplitud de movimiento no se ve afectada hasta la segunda fase, conocida como fase de congelación. En esta fase, el hombro pierde una parte importante de su capacidad de movimiento.

En la tercera fase, conocida como fase de descongelación, el paciente empieza a recuperar gradualmente gran parte de la amplitud de movimiento, pero durante esta fase puede reaparecer el dolor.

Anatomía del hombro congelado

Tratamiento conservador

Aunque muchos pacientes pasan por todas las fases y acaban recuperando una amplitud de movimiento casi normal, es importante vigilar la evolución y estar preparado para intervenir, porque parte de esta pérdida de movimiento puede ser permanente.

Esto es especialmente cierto en pacientes que han sufrido una fractura o una intervención quirúrgica para que la capsulitis no limite el retorno de la función. Con frecuencia, esta cascada de acontecimientos empeora y luego se resuelve en un período de uno a dos años.

Durante ese tiempo, los antiinflamatorios o una inyección de corticosteroides en el articulación del hombro pueden ofrecer cierto alivio. Sin embargo, las inyecciones de corticosteroides pueden ser perjudiciales para los tejidos normales a largo plazo, por lo que deben utilizarse con moderación.

Los ejercicios específicos realizados por un fisioterapeuta o un terapeuta ocupacional son cruciales para mantener la amplitud de movimiento y estimular la recuperación.

Opciones quirúrgicas

Cuando la amplitud de movimiento no responde a las medidas conservadoras y el dolor se magnifica, puede estar indicado el tratamiento quirúrgico. El tratamiento tradicional consiste en manipulación del hombro bajo anestesia, lo que puede dar lugar a una mejora del movimiento que podría ser sólo temporal.

La razón es que la manipulación en sí puede causar desgarros de las estructuras de los tejidos blandos que a menudo cicatrizan formando tejido cicatricial adicional. Por lo tanto, es mejor realizar la manipulación junto con un procedimiento artroscópico en el que los tejidos se liberan durante la cirugía (capsulectomía artroscópica), lo que limita la cicatrización.

Se trata de un procedimiento mínimamente invasivo en el que se introduce una cámara diminuta en la articulación para poder visualizar la cápsula articular desde el interior, lo que permite liberar el tejido mediante instrumentos mecánicos o incluso sondas de radiofrecuencia de forma traumática.

Después de cirugía

Una vez que se restablece el movimiento, es importante mantenerlo. Mantener el movimiento puede incluir el uso de una máquina de movimiento pasivo continuo (CPM), que el paciente suele utilizar en casa. La terapia comienza unos días después de la cirugía.

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